Hola a todos.
El (pésimamente llamado) caso Josechu ha provocado un terremoto social y financiero sin precedentes y (cómo era de esperar), la Zona Cero ha quedado completamente arrasada. La marca Brabón no es ya garantía de impunidad absoluta, y eso cuesta dinero…¿qué cuánto dinero?...después de tres semanas buscando metáforas, nuestras redactoras confesaron no estar ya para según que trotes… “dinerazo”, “dineral”, “la madre de todos los dispendios”…Pretty Woman podría seguir derrochando en su tienda favorita hasta que Ramoncín presentase las campanadas, y aún sobraría una pasta gansa...Y es que los negocios de protección institucional, o los de tráficos de según qué materias sensibles, exigen una solvencia plenipotenciaria de la que los Brabones ya no disfrutan, al menos de cara a la galería. Los clientes tienden a mostrarse bastante conservadores con sus transferencias secretas, y Cachuzo lo lleva ahora muy crudo con el Crudo, porque a ningún Jeque le interesa un socio con la NSA en los talones. La desconfianza se ha extendido también a nivel nacional, las grandes fortunas de Cornaria se muestran reacias a pagar su diezmo de lesa campechanía a una Familia Real que no puede ya controlar a todos sus jueces. Los Intocables han dejado de serlo, y una empresa familiar que ni es familia, ni es empresa...pues eso. Y para no ganar nada, casi mejor dejarlo. Cerrar ahora que aún se recogen beneficios, plegar la carpa y si te he visto, no me acuerdo. Todos menos Cachuzo, que a su manera le había tomado cariño a la coartada, y Zenovia, que "no está dispuesta a tirar por tierra diez años de sacrificio de buenas a primeras ¿me oyes?, los que tengan que pagar que paguen, pero a mí nadie me va a sacar los colores". Sin embargo, el asunto es complicado, porque nunca se sabe que crímenes siguen sin prescribir. Y es por eso que Perséfone, requerida para suministrar fuego de cobertura temporal, contesta con un rotundo "¡que se asome otro, que a mí me da la risa!" (sic). Y es por eso que Casiopea, dándolo todo por perdido, pone sus asuntos en orden de cara a la mudanza definitiva (a Albión, presuntamente), y es por eso que Leoncio ha confesado a Miss Schroeder que "así ya no compensa, facturaría más y con menos riesgo en el sector privado".
En resumen, the party is over. El epígono del franquismo bautizado como cachuzismo toca a su fin. Ahora, el problema es el Fondo de Comercio. Los Brabones lo estiman en una pensión digna, entendiendo por dignidad no pasar vergüenza en ningún puerto deportivo porque alguién fondea con un yate más grande. El Dragón, por su parte, quiere comprarlo barato, incluso gratis...¿que quién es el Dragón?...ésa es fácil, el Dragón somos todos...pero claro, unos más que otros. Para empezar, están los Señores de los medios de comunicación, aquellos que tan desinteresadamente nos orientan a la hora de odiar y amar, aquellos que con tal precisión quirúrgica nos revelan dónde empiezan y dónde acaban todos los cielos e infiernos. Se presienten con derecho a heredar, a fabricar otro entrañable capítulo de la historia del mejor de los mundos posibles. Después están los Señores Oscuros, los que saben qué es Cornaria, y quién pretende romperla. Siguen contado con el beneplácito del Cardenal Cisneros. Y finalmente los independientes, los tycoons del momento que se arrogarán también su privilegio de los fuertes. Frente a todos ellos, el "pueblo llano"...un pueblo receloso, acomodaticio y que carece de auténtico talante democrático...
Y mientras arde Cornaria por los cuatros costados, la Princesa se sincera en un animado local de copas..."jamás permitiré que reine ese bastardo", ó "si no fuera por mis hijas, ya me hubiese ido", pero...pero empecemos por el principio. O mejor dicho, terminemos. Continuará. Un saludo a todos.
Herederos de Pilar.
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