domingo, 14 de agosto de 2016

20-I-2009

Hola a todos.

Nuestras últimas averiguaciones nos permiten confirmar sin más dilación lo que (un tanto dramáticamente, lo admito) habíamos dado en llamar el Gran Secreto.

La primera boda de la princesa también se celebró por la Iglesia.

En efecto, aunque por las fechas ambos contrayentes eran agnósticos, a petición de un familiar cercano del novio que sufría de una grave dolencia crónica la pareja condescendió a ofrecer una sencilla ceremonia religiosa en una pequeña ermita rural, enclavada en las inmediaciones de Avellaneda de la Dehesa, en el corazón de la Conquistadura. A la modesta homilía acudieron apenas docena y media de personas, y bajo un radiante sol de verano se sellaron los esponsales, con el Sr. Ortigo volcándose en la lectura de dos emotivos pasajes del Evangelio, breves pero intensos…y aquello que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Pero life goes on, oh yeah, y de aquel enlace no queda hoy un solo rastro en toda Cornaria, la única prueba que ha sobrevivido a los azares de la caprichosa Fortuna se oculta bajo siete llaves en algún apartado rincón del Vaticano. Y bueno, esta es la historia, que nos ha dejado tan estupefactos como a cualquiera, pues si bien nosotros no hemos disfrutado nunca de acceso directo a tan incendiario documento fuentes de absoluta solvencia nos confirman que existe, y que quita el sueño a los mismos dioses…mucho nos tememos que se relacione estrechamente con la cercana visita del Primado accidental a nuestro planeta, eso y la nulidad canónica de Perséfone, por supuesto, que pretende encauzarse de la manera más discreta posible. Procuraremos conseguir más detalles el particular, veremos. Un saludo a todos.

Herederos de Pilar.

PD. En breve plazo estrenaremos nuevo blog, que llevará por título “Cornaria, mañana”.

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