28-IV-2009
Hola a todos.
Dantesca escena ayer noche en Palacio. La princesa Zenovia, cuyo atuendo corría parejo a su actitud personal, escenificó un arranque de furia escalofriante, arremetiendo contra varios miembros de la prensa acreditados al banquete y…pero no adelantemos acontecimientos, vamos paso a paso; aquellas mesas representaban un compendio de lo mejor y lo peor de cada casa, el poder y la gloria, la crem y la hez, allí había…de nuevo me desvío, vamos mejor a centrarnos en nuestros inefables personajes; la princesa, tratada con ansiolíticos y calmantes desde por la mañana temprano, acudió finalmente al almuerzo, el caso es que al principio insistía en lo de su gripe y no quería tragar la medicación prescrita ni atada, pero de pronto su cara mudó de color y exclamó ¡voy a enseñar a esa pueril exhibicionista un par de cosas!, y desde ese momento la entera cuestión pareció salirse de madre (y de padre)...resumiendo; al mediodía y durante toda la tarde transcurren los encuentros con razonable tranquilidad, pero en el evento nocturno la conversación que mantiene con su no homóloga del planeta vecino es de lo más desconcertante (esto lo pormenorizaremos en otro momento con más detalle); el caso es que después de terminar con los postres y comenzar a desalojar la sala, se encara Zenovia con un par de reporteros gráficos que le “tiran fotos” según camina, y súbitamente les espeta:
¿Qué, ya os habéis quedado a gusto, ya habéis tenido bastante?
¿Eh?
Que si ya habéis tenido bastante del (tilt) “duelo” de las dos princesas.
¿Cómo?
¡Dejad ya de presionarme mamarrachos, no soy una (tilt) mona de feria, soy una profesional que cumple su maldito papel con dedicación y sobriedad, no tengo por qué servir de carnaza para nadie! – la experiodista subraya cada palabra vertida con amplios arabescos de su dedo índice, tal y como acostumbra. Su marido acude raudo y trata de alejarla, mientras varios invitados presencian atónitos la escena; de pronto Zenovia se vuelve hacia el corrillo más cercano y chilla:
¡Y me sujeto la banda con un imperdible porque me sale de los mismísimos! ¿Algún problema?
Leoncio se las arregla por fin para arrastrarla trastabillando fuera de allí, a una estancia cuya puerta cierra por dentro. Un testigo presencial nos asegura que mientras desaparecían la oyó musitar:
¿Pero cómo, pero cómo he podido estar tan ciega?
Al cabo de un rato los Príncipes reaparecen y el resto de la velada permanece Zenovia con la mirada de vidrio y en el más absoluto silencio. Pronto volveremos con un relato más completo de este y otros incidentes, un saludo a todos.
Herederos de Pilar.
PD. La prensa cornariana lo tiene claro, en una competición de traseros parecen concretarse en plena crisis las cumbres de Jefes de Estado, incluso las de los otrora más sesudos y formales, más católicos, apostólicos y romanos, la lógica de los tiempos era esto…o no, veremos.
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