viernes, 27 de febrero de 2009
THE FOOL ON THE HILL
Hola a todos.
Nos encontramos ya en disposición de comentar a grandes rasgos el luctuoso suceso que tuvo lugar ayer en Palma. Varios ciudadanos se manifiestan pacíficamente contra la monarquía, cuando son avasallados por hasta cuatro escoltas de la comitiva; como consecuencia del violento forcejeo una joven menor de edad y un hombre de unos cincuenta años salen bastante malparados, en concreto el caballero, que sufre diversos cortes y hematomas en la cara y el tórax y de cuya nariz mana la sangre copiosamente. Estas dos personas son detenidas y posteriormente puestas en libertad, tras varias horas de incomunicación total en una comisaría próxima, bajo la severa advertencia de no revelar nada o de lo contrario serán incansablemente hostigadas. Ante la gravedad de los hechos, ante la presencia de testigos, el CNI monta un operativo de emergencia (que hemos bautizado con el nombre de “fool on the hill”, provisionalmente); un comandante se hace pasar por el presunto “alborotador” y escenifica físicamente su detención, ingresando a continuación en el área psiquiátrica de una entidad hospitalaria con el fin de crear una contra-información y confundir a los testigos; es un procedimiento estándar dentro de los servicios de inteligencia. Se considera a estas horas la posibilidad de una “aparición arrepentida”, que podría empero descartarse por demasiado complicada, poco verosímil.
De no ser falsa, la noticia sería de por si escalofriante; un ciudadano que reside legalmente en Cornaria es retenido por un presunto delito y, en lugar de ser trasladado a una dependencia al uso donde se le lean sus derechos, es internado directamente en el manicomio. Pero un momento, el misterioso ciudadano, que parece brotar mágica y ya plenamente descrito, fichado y hasta “descompensado” de entre las aceras resulta no ser tal, sino un “bárbaro”, amén de “loco”, no le asisten pues los derechos de la Polis. La noticia pasa de puntillas por la red, es prácticamente silenciada en los medios impresos y audiovisuales. Si esto hubiese acontecido con el líder del Gobierno, o con el de la Oposición, el mismo éter herviría de voces airadas exigiendo explicaciones. Lo que nos lleva al auténtico quid de la cuestión.
El bárbaro no es un loco, es un poseso; un “demon” socrático le empuja a revolverse contra los dioses…de haber invocado la bendición de la Princesa, su divino contacto, quizás los malos espíritus hubiesen corrido a refugiarse en un rebaño de puercos, o en una parada de taxis, pero no ocurrió así. Y ahora debe el Sistema administrarle la cicuta, crucificarle, lavar sus blasfemias en el fuego purificador. Lo propio de cualquier Teocracia avanzada. Pero basta ya de reflexiones que lo nuestro es el riguroso directo, no somos intelectuales. Un saludo a todos.
Herederos de Pilar.
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