sábado, 15 de octubre de 2016

4-VII-2010

Hola a todos.

Alguien podría llegar a la conclusión de que narrar a tiempo real la agonía de la Familia Real de Cornaria es algo ameno, efervescente, campechano. Nada más lejos de la realidad. Comprenderíamos quizás la vocación de un buen cirujano, pero ¿quién ha conocido a un niño que de mayor quisiera ser forense?. Y a eso se reduce la presente trama, a una desagradable autopsia en la que tractores enteros repletos de bisturíes (¡caramba, si es este el plural correcto!) no bastarían para dar abasto con tanta tumefacción. En resumen, que el tema ha tiempo que nos aburre y celebramos el inminente arribo de su turbulento desenlace.

La frágil tregua de los Castrurias ha vuelto a saltar por los aires. El presunto embarazo de la pálida Schrader, empeñada en abrir casa en Cornaria, es más de lo que Zenovia puede soportar. Cachuzo trata de rehacer su red financiera y los demás hace muchos meses que dieron la causa por perdida. Tras la costosa y efímera pantomima veraniega se desatará el huracán final. Veremos. Un saludo a todos.

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